Acabo de ver reflejada mi vida en tus palabras. Niño inquieto y buscador de lo escondido. Adolescente sensible a lo que los demás pensaban de él, tratando de destacar en cualquier faceta ya fuera académica, artística o deportiva. Adulto que eligió la profesión sanitaria por vocación, pero también conocedor de que, quién sirve en situaciones de vulnerabilidad se gana un lugar en el corazón de las personas. Aprender, conocer, descubrir, conectar, y por supuesto compartir, son los verbos motores de mi existencia. Hasta ahora me consideraba un aspirante a polímata, pero tras tus reflexiones, tengo claro que sapienciólogo se adecúa mejor. A tenor de tus descripciones, somos las personas pegamento de la sociedad: escuchamos, conciliamos, mediamos, aportamos y nos implicamos porque necesitamos sentirnos parte de algo más grande que nosotros mismos. Somos hormigas o abejas, pero con mayor conocimiento general y particular, que interaccionamos en un juego de suma 1, donde nuestra motivación es adquirir el suficiente estatus para crecer y hacer el juego infinito. Esto último lo conseguimos a partir de nuestros descendientes. Como debutante sapienciólogo quiero reclamar el lugar que se merece en el altar conceptual de la sapienciología, a la palabra "DEPENDE", como respuesta predeterminada de esta nueva ciencia. Un abrazo y graciassss.
Acabo de ver reflejada mi vida en tus palabras. Niño inquieto y buscador de lo escondido. Adolescente sensible a lo que los demás pensaban de él, tratando de destacar en cualquier faceta ya fuera académica, artística o deportiva. Adulto que eligió la profesión sanitaria por vocación, pero también conocedor de que, quién sirve en situaciones de vulnerabilidad se gana un lugar en el corazón de las personas. Aprender, conocer, descubrir, conectar, y por supuesto compartir, son los verbos motores de mi existencia. Hasta ahora me consideraba un aspirante a polímata, pero tras tus reflexiones, tengo claro que sapienciólogo se adecúa mejor. A tenor de tus descripciones, somos las personas pegamento de la sociedad: escuchamos, conciliamos, mediamos, aportamos y nos implicamos porque necesitamos sentirnos parte de algo más grande que nosotros mismos. Somos hormigas o abejas, pero con mayor conocimiento general y particular, que interaccionamos en un juego de suma 1, donde nuestra motivación es adquirir el suficiente estatus para crecer y hacer el juego infinito. Esto último lo conseguimos a partir de nuestros descendientes. Como debutante sapienciólogo quiero reclamar el lugar que se merece en el altar conceptual de la sapienciología, a la palabra "DEPENDE", como respuesta predeterminada de esta nueva ciencia. Un abrazo y graciassss.
Gracias a ti por semejante comentario, Jonatan. Un saludo.
Añadiría: “encontrar sentido en el sinsentido.”
Gracias Sergio, leerte siempre resulta un bálsamo para esta pequeña existencia.
Gracias a ti por estar al otro lado. Esto se hace menos solitario