El discurso de Pablo Iglesias no es nazi, llamemos a las cosas por su nombre, es comunista, al más puro estilo estalinista, ideología tan o más aberrante incluso que el nazismo, responsable de más muertes y atrocidades que cualquier otra ideología, pero que, incomprensiblemente, sigue gozando de buena prensa y sus acólitos siguen siendo considerados como defensores de la democracia.
Por lo menos los nazis no engañaban a nadie, no iban de demócratas, por eso los comunistas son más peligrosos.
Esa conversación es muy interesante. Yo destacaría dos cosas:
1-el concepto de “nazismo” y el de “extrema derecha” ha sufrido un proceso de “concept creep” que lo ha convertido en inútil. Ya cualquiera que no piense como tú es nazi. Ahora mismo si piensas que un hombre que se siente una mujer no es una mujer y que la inmigración hay que regularla de alguna manera pues eso te convierte ya directamente en un nazi para buena parte del espectro político de izquierdas. Y esto creo que indica que estamos muy malitos como sociedad.
2-creo que se ve claramente el tribalismo moral de Iglesias y la doble vara de medir. La misma cosa la hacen los de tu bando y está bien o la justificas, pero es nazi si la hace el bando contrario.
Es muy triste el tribalismo intrasocietal en el que vivimos. Es imposible el diálogo entre tribus con diferente ideología.
Como bien apuntas, el problema suele estar en las actitudes intransigentes. ¿Y qué es lo que alimenta estas actitudes?
En mi opinión, la necesidad de moralizar, el impulso de etiquetar claramente entre buenos y malos.
Nosotros nos reconocemos a nosotros mismos como los <<buenos>>, por tanto, los que están en nuestra contra son los <<malos>>. El problema es que esta forma de razonar vale en el fondo para cualquier ideología. Por tanto, hay que señalar una serie de parámetros y virtudes que sirvan para separar lo que debe considerarse progresista o moderno, de lo que debe etiquetarse como reaccionario o caduco.
Concuerdo contigo, tocayo. De hecho, en contra del impulso de moralizar, estoy ahora escribiendo un tratado sobre la conveniencia de amoralizar (que no inmoralizar) lo máximo posible la sociedad.
Cuando vi el video anoche me costó dormirme de la ansiedad que me generó. Se me hacía imposible que el entrevistador fuese capaz de mantener la calma de esa forma. Por otra parte, Pablo Iglesias, que recordemos ha sido vicepresidente del gobierno, parece vivir en una adolescencia mental perpetua. Sus planteamientos morales están forjados a golpe de kalimotxo y de ahí no se ha movido. Madre mía.
Me haría falta oír la entrevista completa (cuando esté disponible en abierto) para entender en qué contexto se ha producido esta discusión. No lo digo por acusar a Ricardo de "editar" el video a su conveniencia (al contrario, ha colgado un adelanto de 20 minutos, quizás la discusión completa, cuando lo usual es que duren alrededor de 3 minutos), sino porque creo que un episodio tan desagradable de presenciar quizás pueda estar explicado (aunque no necesariamente justificado) por el desarrollo previo de la entrevista. Yo no sé si Ricardo ha hecho bien al reaccionar con esa calma, pero confieso que es un valor que me gustaría tener más a menudo.
La mayoría de los comentarios que pude ver en Youtube cargaban contra Iglesias; aquí también, aunque con una versión más débil del argumento ad hominem. Me parece maravilloso que cada uno tenga una opinión propia de los actores políticos españoles de la última década, especialmente cuando yo mismo ni soy español ni nunca he pisado el país. Pero Iglesias hablaba del nazismo y del fascismo, o para quienes no comparten su terminología, de la violencia y los discursos de odio. Que la nota sea lo desagradable que fue Iglesias hoy, o la decepción viene siendo desde hacer años, en lugar de la violencia política y social que denuncia; que nos mueva tanto el querer censurar a Iglesias que nos olvidemos de defender la paz social y los derechos humanos (eso que llamamos democracia) debería ser una señal de alarma para nosotros mismos.
Yo no creo que Ricardo sea un nazi (o fascista o escuadrista) solamente por darle un micrófono a nazis (o fascistas o escuadristas); pero la exposición mediática o cultural que les ofrece ciertamente favorece la consecución de sus objetivos. Bertrand Ndongo, Vito Quiles o Rubén Gisbert son personajes que no trabajan buscando un debate, sino la imposición de sus ideas. Y particularmente la manera de trabajar de Ndongo y Quiles promueve el odio y la violencia, además de que ellos son muy cercanos a partidos que promueven la superioridad racial y la eliminación de la disidencia. Si eso no es ser nazi (o fascista o escuadrista) será ser otra cosa, pero coincido con Iglesias en que lo que menos necesita es agente es exposición pública. Y creo que ya tienen suficiente en los medios de comunicación tradicionales y en internet como para recibir de buena gana que un comunicador independiente quiera darles el espacio para entender a la persona de atrás.
El discurso de Pablo Iglesias no es nazi, llamemos a las cosas por su nombre, es comunista, al más puro estilo estalinista, ideología tan o más aberrante incluso que el nazismo, responsable de más muertes y atrocidades que cualquier otra ideología, pero que, incomprensiblemente, sigue gozando de buena prensa y sus acólitos siguen siendo considerados como defensores de la democracia.
Por lo menos los nazis no engañaban a nadie, no iban de demócratas, por eso los comunistas son más peligrosos.
Madre mía...la entrevista es difícil de ver. Pablo diparando una falacia argumental tras otra. Ha perdido la soltura y ya no engaña a nadie.
Es surrealista, sí. Encima al entrevistador, que es un buenazo
Esa conversación es muy interesante. Yo destacaría dos cosas:
1-el concepto de “nazismo” y el de “extrema derecha” ha sufrido un proceso de “concept creep” que lo ha convertido en inútil. Ya cualquiera que no piense como tú es nazi. Ahora mismo si piensas que un hombre que se siente una mujer no es una mujer y que la inmigración hay que regularla de alguna manera pues eso te convierte ya directamente en un nazi para buena parte del espectro político de izquierdas. Y esto creo que indica que estamos muy malitos como sociedad.
2-creo que se ve claramente el tribalismo moral de Iglesias y la doble vara de medir. La misma cosa la hacen los de tu bando y está bien o la justificas, pero es nazi si la hace el bando contrario.
Es muy triste el tribalismo intrasocietal en el que vivimos. Es imposible el diálogo entre tribus con diferente ideología.
Como bien apuntas, el problema suele estar en las actitudes intransigentes. ¿Y qué es lo que alimenta estas actitudes?
En mi opinión, la necesidad de moralizar, el impulso de etiquetar claramente entre buenos y malos.
Nosotros nos reconocemos a nosotros mismos como los <<buenos>>, por tanto, los que están en nuestra contra son los <<malos>>. El problema es que esta forma de razonar vale en el fondo para cualquier ideología. Por tanto, hay que señalar una serie de parámetros y virtudes que sirvan para separar lo que debe considerarse progresista o moderno, de lo que debe etiquetarse como reaccionario o caduco.
Concuerdo contigo, tocayo. De hecho, en contra del impulso de moralizar, estoy ahora escribiendo un tratado sobre la conveniencia de amoralizar (que no inmoralizar) lo máximo posible la sociedad.
Cuando vi el video anoche me costó dormirme de la ansiedad que me generó. Se me hacía imposible que el entrevistador fuese capaz de mantener la calma de esa forma. Por otra parte, Pablo Iglesias, que recordemos ha sido vicepresidente del gobierno, parece vivir en una adolescencia mental perpetua. Sus planteamientos morales están forjados a golpe de kalimotxo y de ahí no se ha movido. Madre mía.
Me haría falta oír la entrevista completa (cuando esté disponible en abierto) para entender en qué contexto se ha producido esta discusión. No lo digo por acusar a Ricardo de "editar" el video a su conveniencia (al contrario, ha colgado un adelanto de 20 minutos, quizás la discusión completa, cuando lo usual es que duren alrededor de 3 minutos), sino porque creo que un episodio tan desagradable de presenciar quizás pueda estar explicado (aunque no necesariamente justificado) por el desarrollo previo de la entrevista. Yo no sé si Ricardo ha hecho bien al reaccionar con esa calma, pero confieso que es un valor que me gustaría tener más a menudo.
La mayoría de los comentarios que pude ver en Youtube cargaban contra Iglesias; aquí también, aunque con una versión más débil del argumento ad hominem. Me parece maravilloso que cada uno tenga una opinión propia de los actores políticos españoles de la última década, especialmente cuando yo mismo ni soy español ni nunca he pisado el país. Pero Iglesias hablaba del nazismo y del fascismo, o para quienes no comparten su terminología, de la violencia y los discursos de odio. Que la nota sea lo desagradable que fue Iglesias hoy, o la decepción viene siendo desde hacer años, en lugar de la violencia política y social que denuncia; que nos mueva tanto el querer censurar a Iglesias que nos olvidemos de defender la paz social y los derechos humanos (eso que llamamos democracia) debería ser una señal de alarma para nosotros mismos.
Yo no creo que Ricardo sea un nazi (o fascista o escuadrista) solamente por darle un micrófono a nazis (o fascistas o escuadristas); pero la exposición mediática o cultural que les ofrece ciertamente favorece la consecución de sus objetivos. Bertrand Ndongo, Vito Quiles o Rubén Gisbert son personajes que no trabajan buscando un debate, sino la imposición de sus ideas. Y particularmente la manera de trabajar de Ndongo y Quiles promueve el odio y la violencia, además de que ellos son muy cercanos a partidos que promueven la superioridad racial y la eliminación de la disidencia. Si eso no es ser nazi (o fascista o escuadrista) será ser otra cosa, pero coincido con Iglesias en que lo que menos necesita es agente es exposición pública. Y creo que ya tienen suficiente en los medios de comunicación tradicionales y en internet como para recibir de buena gana que un comunicador independiente quiera darles el espacio para entender a la persona de atrás.