Propósito para el 2023: cambiar de opinión
La ideología fosiliza el pensamiento crítico, pero a su vez nos permite formar parte de algo más gande que nosotros mismos.
Si hace demasiado tiempo que no has cambiado de opinión, a nivel ideológico te encuentras como si a nivel nutricional aún estuvieras tomándote el Pelargón.
Si continúas creyendo en el mismo conjunto de recetas para cambiar el mundo, como si el mundo nunca cambiara, entonces solo estarás en lo correcto por casualidad. Y no tendrás forma de saberlo.
Si tu ideología dirige tu vida, entonces nunca tendrás el valor para explorar el mundo de verdad. Porque en tal caso necesitarás perder de vista la costa.
Si tu ideología no funciona, entonces tenderás a pensar que no es ella la que falla, sino que falla el mundo. Intentarás cambiar el mundo para ajustarlo a tu teoría sobre cómo es el mundo. Pero, aunque difícil, es mucho más fácil cambiar de idea que cambiar el mundo.
Si tu ideología es tu identidad, contemplarás la realidad a través de un microscopio. Perderás perspectiva. Nunca mirarás arriba, ni abajo, ni hacia tu diestra o tu siniestra.
Una ideología es una creencia religiosa. Tu pensamiento debería parecerse más a una navaja multiusos: cada herramienta, de las decenas que pueden desplegarse, corresponde a un conjunto de recetas. Cada herramienta sirve para una cosa distinta. Cada problema y cada contexto en el que encontremos el mismo problema requiere una herramienta distinta.
Escepticismo pirrónico
Los antiguos filósofos ya se enfrentaban a este problema adoptando formas de pensamiento que, por sistema, fueran en contra de todo, buscaran las costuras a cualquier afirmación, tuvieran miedo de abrazar con demasiada convicción cualquier idea, por muy bonita, elevada o verdadera que se nos antojara.
Eso es básicamente lo que cultiva el llamado escepticismo pirrónico. Una corriente filosófica basada en la duda, representada en la escuela por el filósofo griego Pirrón, quien decía que "no afirmaba nada, solo opinaba".
Los Pirrónicos pueden subdividirse en aquellos que son efícticos (una "suspensión del juicio"), zeéticos ("que se dedican a buscar") o aporéticos ("que participan en la refutación").
Pirrón no dejó nada escrito, pero a él se le atribuyen frases como:
Nunca llegarás a conocer la verdad.
No digas "así es", sino "me parece que es".
La diversidad de opinión existe entre sabios igual que entre ignorantes. Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada por personas igual de listas y preparadas que yo, y con argumentos tan válidos como los míos.
Esta filosofía escéptica es también el origen del trilema de Münchhausen o trilema de Agripa: cualquiera que sea la manera en que se justifique una proposición, si lo que se quiere es certeza absoluta, siempre será necesario justificar los medios de la justificación, y luego los medios de esa nueva justificación, etc. Esta simple observación conduce a una de las siguientes tres alternativas: una regresión infinita de justificaciones, un corte arbitrario en el razonamiento o una justificación circular.
Habida cuenta de todo ello, el cambio de opinión debería ser una posición loable, salvo que de forma muy evidente se haya realizado a favor de las mayorías, por populismo o demagogia, por escamotear un castigo o para obtener rédito de algún tipo. Expresiones como veleta y chaquetero, pues, deberían condenarse al ostracismo en nuestros diccionarios. Consigas del tipo "yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré", deberían ser relegadas a la categoría de estultas.
Cambios exógenos y endógenos
Naturalmente, todo esto acarrea otro problema no menos importante: nuestros cambios de opinión pueden deberse al estudio y la reflexión o a las modas o las corrientes de pensamiento, incluso al mero capricho. A veces solo pensamos una cosa porque los demás lo piensan, y no queremos ser excluidos. Nuestra ideología, entonces, es una señalización, como el código indumentario, la lengua o el precio de nuestro smartphone.
En tal caso, podemos resumirlo todo en un mismo punto, elevando el nivel: hay causas exógenas que te incitan a cambiar de opinión como también necesariamente habrá causas exógenas que te incitan a no cambiar de opinión... así que hagas lo que hagas lo haces por razones ajenas a ti.
Resumen: una causa exógena moldeó tu opinión (correcto, bien, aplaudible).
Cororalio: es mejor ser contaminados por unos virus frente a otros, pero es difícil escoger.
Apotegma: que el virus que te infecta sea para cambiarte y no para fosilizarte, porque sería ciertamente casualque acabes en lo cierto la primera vez. Y la segunda.
Contraindicación: ¿cuál es el momento procesal oportuno para cambiar la opinión "hay que cambiar de opinión aún a riesgo de que te acusen de veleta o chaquetero"?