Me quejo selectivamente porque no me quejo pero quiero que parezca que me quejo muy fuerte
O cómo decimos que no nos importa la belleza pero nos importa porque, quizá, las personas bonitas por fuera también lo son por dentro.
Cuando protestamos porque nos debemos plegar a determinado código indumentario, determinado canon de belleza o determinado acento (lo que acaba por instrumentalizarse a través de movimientos como el Januhairy, la gordofobia, la glotofobia...), nunca he visto, irónicamente, la que debe ser una de las imposiciones estéticas más persistentes y estigmatizan…
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