La criatura que no encajaba en ninguna clasificación
Podemos clasificar una parte de la realidad. Apretarla en modelos para que todo encaje. Pero la realidad siempre se desborda. Sobre todo en lo tocante a la moral.
En el año 1799, en los muelles de Newcastle-upon-Tyne, una pequeña barrica llegó con destino a la Sociedad Literaria y Filosófica de la ciudad, procedente de los remotos parajes del hemisferio sur.
Se envió a una mujer del servicio a recogerla, y ella, como tantas veces antes, decidió cargar el barril en equilibrio sobre su cabeza mientras regresaba por…
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