El pájaro no canta porque sea feliz, es feliz porque canta
Los modelos predictivos que esculpen el comportamiento humano y animal deben mirar tanto hacia adentro como hacia afuera
En su innovador libro How Emotions Are Made, la psicóloga y neurocientífica Lisa Feldman Barrett capta el papel fundamental de las predicciones en el mantenimiento de un estado corporal viable utilizando la convincente metáfora del "presupuesto corporal".
Así como un presupuesto financiero rastrea los ingresos y gastos, un presupuesto corporal rastrea y anticipa el uso y la reposición de recursos clave para mantener la vida y el funcionamiento del cuerpo.
Estos recursos incluyen agua, sal y glucosa. Para renovarlos, realizamos actividades familiares como encontrar y consumir alimentos y dormir.
Los mecanismos alostáticos son vitales para este proceso. Si tenemos sed, señala Barrett, podemos tomar un trago de agua. Inmediatamente sentimos menos sed, aunque el agua tardará unos veinte minutos en llegar al torrente sanguíneo y producir los efectos deseados. Sin embargo, el cerebro produce de inmediato la sensación de una "sed saciada". Tú (tu cuerpo) puedes permitirte la espera ya que la sensación de sed también se activó de antemano. En otras palabras, tanto la sensación de sed como la sensación de haber saciado la sed reflejan un procesamiento anticipatorio.
Así, la totalidad de nuestra vida mental, sostiene Barrett, refleja nada más que la ocupada y profundamente anticipatoria actividad del cerebro en la elaboración de presupuestos corporales. Para permitir este tipo de control anticipatorio, los modelos predictivos que esculpen el comportamiento humano y animal deben mirar tanto hacia adentro como hacia afuera.
La idea es sin duda extraña en el sentido de que desmonta algunas ideas tradicionales sobre neurociencia, pero no es nueva. El gran filósofo y psicólogo estadounidense William James, en su obra de 1890 Los principios de la psicología, argumentó que nuestros sentimientos y emociones no son, de hecho, más que percepciones de nuestras propias respuestas fisiológicas variables.
Según James, es nuestra percepción de los cambios corporales característicos del miedo (sudoración, temblores, etc.) lo que constituye el sentimiento mismo de miedo, dándole su sabor psicológico distintivo:
Hasta ahora se pensaba que para actuar había que sentir. Hoy se sabe que el sentimiento aparece cuando empezamos a actuar. El pájaro no canta porque sea feliz, es feliz porque canta.